miércoles, 19 de noviembre de 2008

LOS ALACRANES ROJOS DE DURANGO

Como Marc Bloch bien ha señalado, en historia, cuando no podemos afirmar o queda algún vacío, lo que se impone es sugerir, aportar elementos que enriquezcan el debate y la discusión (que no inventar o hasta mentir): “Ahí donde resulta imposible calcular, se impone sugerir”, escribía el gran historiador francés.
El trabajo del historiador se basa, ante todo en buscar pistas, indicios, encontrar nuevos caminos, diferentes formas de acercarse al objeto de estudio, a un fenómeno social o a un proceso determinado en la vida de un grupo social o de una biografía en específico, que si bien hay que intentar lo más posible contar las cosas como éstas ocurrieron, el historiador debe proponer alternativas o explicaciones a esos hechos, que nos permitan entender y comprender mejor nuestra historia, nuestro devenir en el tiempo mexicano y universal, y que nos puedan arrojar más luces, nuevas luces, para ubicarnos mejor en nuestro presente।

Antonio Avitia en Los Alacranes Comunistas. La Revolución Soviética durangueña de José Guadalupe Rodríguez Favela (México, Ed. 7 estrellas, 2008), nos ofrece narración y no únicamente crónica, datos duros, fechas o lugares aislados e inconexos; y nos remite a una historia, a una serie de acontecimientos que ocurrieron en el estado de Durango de los años 20 del siglo pasado. Nos cuenta sucesos que la Historia, la gran historia, la del Estado-nación, pasa por alto. Por demás, a lo largo de la obra, se encarga de aclarar términos y conceptos del ámbito político, económico y sociológico, lo cual le otorga un añadido de tipo pedagógico.
Esta gran historia, de la que formamos parte todos y cuya corriente, de manera inconsciente e involuntaria nos lleva a todos en su cauce, está a la vez hecha, confeccionada por otras historias menores o más pequeñas, lo que no significa que éstas sean menos importantes o irrelevantes y carentes de completo interés o sentido। Y precisamente eso pequeño, eso que en apariencia es irrelevante, le da cuerpo y consistencia a esa otra gran historia, la que de manera avasallante, deja de lado y la mayoría de las veces, confina a eso menudo, lo que casi no vemos, al olvido.

Y para que esos sucesos, como los que nos propone Avitia, no se extravíen de la memoria colectiva y sus actores puedan ser conocidos, reconocidos y recordados, es que ha sido escrito este libro; nos presenta el desenvolvimiento y las vicisitudes de un hecho histórico de nuestra historia mexicana, casi desconocido: el intento de una revolución socialista, de inspiración soviética en el estado de Durango, pensada y comandada por el maestro rural José Guadalupe Rodríguez Favela.
Con una amplia cantidad de materiales y testimonios, Avitia nos presenta la vida del “profe Lupe” al frente de la lucha agraria por el reparto justo de la tierra en Durango, la Escobariada y su intervención como líder del grupo armado campesino en apoyo a Calles, desde febrero de 1919 hasta su muerte en 1929 ordenada por el Estado, como un convencido comunista internacional। Desenreda la complicada madeja generada por el ambiente político que implica el momento: la efervescencia del movimiento iniciado por Madero en México, la esperanza que podía representar para los campesinos –ante el incumplimiento de la autoridad mexicana- de la promesa de la Revolución soviética de 1917, la influencia de la KOMINTERN en el ámbito intelectual de la época, la rebatinga por el poder entre los miembros del grupo de Sonora, así como también el movimiento de los cristeros en la región।
Avitia, conjuntando erudición y narración –como ya hemos señalado-, nos ofrece un libro, no sólo interesante, sino que además es un excelente ejercicio de historia regional, que de manera muy clara y precisa, cubre magistralmente ese vacío que deja al olvido, la gran historia nacional।
Norberto Zúñiga Mendoza

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